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La auténtica conducta religiosa

19 Sepan, hermanos míos queridos, que es preciso ser diligentes para escuchar, parcos al hablar y remisos en airarse, 20 ya que el airado no es capaz de portarse con rectitud ante Dios. 21 Por tanto, renunciando a todo vicio y al mal que nos cerca por doquier, acojan dócilmente la palabra que, plantada en ustedes, es capaz de salvarlos.

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